Este post es fruto de mi colaboración en el Proyecto Solidario "Maestros con los niños de Siria" impulsado por Manu Velasco. También es fruto de la importancia que, desde mi punto de vista, tienen las sinergias que se producen entre proyectos colaborativos docentes, como mecanismos de la transformación
social y dinamizadores de mejora, entusiasmo y motivación por continuar trabajando juntos.
"Tenemos que salir de aquí. El riesgo para todos es grande. No hemos tenido un hijo para esto. Sammir, necesita que sus padres le ofrezcan una vida mejor, o por lo menos, la oportunidad de una vida mejor."
Así, la familia Abdallah tomaba todos sus enseres e iniciaban, con un grupo más de desalentados paisanos, un viaje incierto y duro, un viaje a ninguna parte...pero con la única seguridad de que no tenían otra alternativa para liberarse de aquello que les mataba en vida: miedo, destrucción, despotismo, fanatismo, irracionalidad, deshumanización.....
Como Mohamed y Nidama, más de 350.000 personas desesperadas han llegado a nuestras fronteras, nuestras costas , nuestras ciudades junto a sus más de 130.000 hijos. Huyen de un país que ha dejado de ofrecerles seguridad y protección...y llegan en busca de cobijo, de manos tendidas... son REFUGIADOS.
Triste memoria. Hace tan poco tiempo , y ...
casi nadie se acuerda ya.
¿Y cómo haremos para que Sammir no sufra? - pregunta Nidama.
casi nadie se acuerda ya.
¿Y cómo haremos para que Sammir no sufra? - pregunta Nidama.
Y me imagino a Mohamed con Sammir de la mano, a modo de Guido Orefice, en "la vida es bella".
- ¿Cómo vas Sammir? ¿has visto? ¿estás contento?. Le preguntaría Mohamed tras cinco días caminando mientras atravesaban la vieja Anatolia.
- No me va a gustar este viaje, papá, ya estoy cansado.- Respondería Sammir , con sus ojos de niño que no sabe qué está sucediendo.
- La próxima vez que hagamos este viaje lo haremos en tren!. Me pido dos billetes en primera para la vuelta!!. - gritarían Mohammed y Nadima sin que nadie de los cientos de compañeros de viaje les escucharan.
Mohammed continuaría contando a su hijo cómo está todo organizado. Le diría que las filas van todas a parar a la gran atracción.
- Pero todos queremos subirnos en ella. ¿Has visto? algunos se cuelan para entrar. Mira, mira!! Todo está organizado. Nosotros aquí, otros allí. No es un juego fácil. Es complicado. Si uno se cansa..inmediatamente te mandan para casa y te pierdes la atracción. Hay que ser fuertes ¿De acuerdo , hijo? La atracción es muy difícil superar,pero estamos en la semana fantástica de Disney y si ganamos un concurso, nos dejan una casa para todo el tiempo que nos duren las vacaciones. Sí,... serán largas,las mayores vacaciones de tu vida. Sí... ya sé que quieres volver con tus amigos y a tu escuela, pero lo haremos cuando acaben las vacaciones. El verano,este curso y... este invierno van a ser muy largos.
Sammir puede ser uno de los miles de niños atrapados en los campos de refugiados. Uno de los cientos de miles que hacen el camino y traspasan fronteras a pie. Sammir va acompañado, pero otros lo hacen solos. Sammir cruza bosques, otros flotan en el mar.
Sammir se ha hecho amigo de otra niña , Farah, una niña de diez años que también huyó de Siria junto con su familia.
“Tenía muchísimo miedo en el barco. Llevaba a mi pequeño hermanito en brazos, ni siquiera lo solté cuando nos caímos al mar. Lo sujeté fuertemente mientras lloraba. Recé que Dios nos dejara entrar al paraíso. Pensé que íbamos a morir”
Hoy Sammir escucha un anuncio en la tele en su casa de acogida y pregunta, mámá, mamá...
¿Qué es la navidad?
- Tener un hogar ( y nunca ser desahuciado del suyo).
- Tener sueños maravillosos provocados por la lectura de cuentos ( y nunca pesadillas por ser testigo de escena horribles.)
- Tener una vida saludable ( y nunca perder la salud por causas provocadas por intereses de otros)
- Sonreír y jugar (y nunca tener un destino de pobreza y desdicha)
- Vivir sin miedo y correr por las calles ( y nunca huir de sus calles, sus casas y sus ciudades por el pánico del riesgo a morir , a las balas o a las bombas).
- Pisar los charcos de lluvia y llenar de barro sus pies ( y nunca pisar regueros de sangre).
- Ir a la escuela para percibir la alegría de aprender con otros (y nunca tener la tristeza del rechazo, la acusación o la xenofobia)
- Tener identidad e historia ( y no ser un apátrida ni dejar una nación donde vivir sus hijos)
- Protección (y no ser utilizado por mafias, reclutamientos militares u otros adultos desalmados).
- Ser acogido, ser aceptado, a ser querido por otros (y no sentirse juzgado y despreciado por los que le consideran, inexplicablemente, una amenaza).
Es decir...a ser niño, tener sueños y que nadie le robe la esperanza de poder vivir una vida feliz.
MAESTROS CON LOS NIÑOS DE SIRIA
¿Le explicamos a Sammir qué es la navidad?
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